El 13 de enero Taiwán celebró elecciones presidenciales, las cuales tuvieron la atención internacional, al llevarse a cabo en un momento lleno de tensión con China, que ha presionado no solo a la isla sino a todo el mundo para entender que no es un país independiente y que en algún momento volverá a ser parte de su territorio.
Los comicios taiwaneses dieron la victoria a Lai Ching-te, actual vicepresidente y firme defensor de la identidad y soberanía de Taiwán, representando un revés para los esfuerzos de China por poner a Taiwán bajo su control, a pesar de las repetidas advertencias del gobierno chino a los votantes taiwaneses en que su elección aumentaría el riesgo de conflicto, por lo que el nuevo gobierno no tendrá el camino fácil y tendrá que enfrentarse a una mayor presión militar y económica de China.
Pero no todo fue victoria para Lai, ya que, a pesar de haber ganado las elecciones, su partido (Partido Democrático Progresista) perdió la mayoría en el Parlamento. De un total 113 escaños, el partido solo tiene 51, frente a 52 del Kuomintang, partido que aboga por un mayor acercamiento con China, por lo que, la aprobación de leyes relacionadas con las relaciones con China será compleja para el gobierno de Lai. A pesar de ello, el nuevo presidente se comprometió a continuar las políticas de su predecesora, Tsai Ing-wen, quien fortaleció el ejército y los lazos con Estados Unidos, tema que ha causado conflicto con el gobierno de Xi Jinping.
Desde agosto de 2022, con la visita a Taiwán de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, las maniobras militares a gran escala chinas se han intensificado. Aunque Estados Unidos se apega al principio de “una sola China”, sí tiene relaciones comerciales con Taiwán y es su principal aliado militar lo que ha provocado grandes roces con China al grado de amenazar al gobierno estadounidense de que una intervención en el asunto taiwanés representaría una declaración de guerra, sin embargo, China ha buscado descartar esta posibilidad solicitándole incesantemente a Estados Unidos que respete su soberanía.
Estados Unidos cortó lazos formales con Taiwán en 1979 para reconocerlo oficialmente como parte de China, sin embargo, ha mantenido estrechos lazos no oficiales con Taiwán y está obligado por la Ley de Relaciones con Taiwán a proporcionar el apoyo necesario a la isla para defenderse. Por ejemplo, en lo que respecta al volumen de ventas de armas, el tipo de visita de las autoridades estadounidenses a la isla o el tipo de proyección de la fuerza militar en la región. A esto, se agrega que, en 2023, la Cámara de Representantes estadounidense aprobó la Ley de No Discriminación de Taiwán, que exige que el Secretario del Tesoro utilice la influencia de su país en el Fondo Monetario Internacional para apoyar la membresía de Taiwán en esta organización, decisión que denunció China argumentando que interfiere en los asuntos internos de su país e intenta manipular la cuestión de Taiwán con fines políticos para crear "Una China, un Taiwán".
Con las crecientes tensiones entre Estados Unidos y China, las elecciones taiwanesas dibujaron un escenario como si la gente estuviera eligiendo entre una alianza con algunas de las dos potencias. Estados Unidos para su independencia o China para una reunificación y con el reciente resultado se dejó en claro que la mayoría de la población prefiere continuar con el statu quo actual: autonomía política de facto y buenos negocios con China.
Lo que estamos viendo es que los taiwaneses tienen cada vez más una identidad distinta a la de China y al mismo tiempo el gobierno chino se está volviendo cada vez más poderoso, lo que ha preocupado a Estados Unidos y sus aliados. No es un secreto que un conflicto entre ambas partes podría ser desastroso para la economía mundial, ya que el estrecho de Taiwán es una de las principales vías marítimas internacionales a través del cual, más del 50% de los contenedores transportados en el mundo pasan por allí y la isla produce el 70% de los semiconductores mundiales. Aunque un factor que aún falta por tomar en cuenta es que Estados Unidos también tendrá elecciones presidenciales este año y un cambio de presidente podría influir en sus relaciones con Taiwán, siendo beneficioso o perjudicial para la isla.
Secretaría de Asuntos Internacionales
CEN del PRI