Oficialmente la Segunda Guerra Mundial inició el 1 de septiembre de 1939, cuando Alemania invadió Polonia; sin embargo, tiempo antes, México ya había condenado la invasión de Italia a Etiopia en 1935, la anexión de Austria a Alemania en 1938 y la de Checoslovaquia en 1939. Además de que participó, en 1936, en la Conferencia Interamericana de Consolidación de la Paz, celebrada en Buenos Aires, cuyo objetivo era que frente a una intervención extra continental, los países americanos convenían consultarse mutuamente para tomar medidas pertinentes y buscar el restablecimiento de la paz o la solución al conflicto.

El 4 de septiembre de 1939, a sólo tres días de haber iniciado la guerra, el presidente Lázaro Cárdenas, fiel a los antecedentes y a los principios de la política exterior mexicana, declaró la neutralidad del país ante el conflicto. También lo hicieron el resto de los países latinoamericanos.

El hecho quedó garantizado con la no admisión en puertos nacionales de barcos de países involucrados en el conflicto y a la prohibición de utilizar puertos mexicanos como base de operaciones de guerra; para tal efecto, el Congreso de la Unión aprobó un proyecto de ley que prohibía a los submarinos y aviones de los beligerantes ser admitidos en territorio y aguas nacionales. Además, adoptó la Declaración General de Neutralidad de las Repúblicas Americanas, conocida como la Declaración de Panamá.

Sin embargo, México abandonó la neutralidad cuando en mayo de 1942, un submarino alemán torpedeó y hundió un buque petrolero nacional, y sólo cinco días después uno más. Ante esta situación, Manuel Ávila Camacho, con la aprobación de la Cámara de Diputados y la de Senadores declaró el estado de guerra, y se unió a los aliados, a quienes básicamente apoyó con materias primas y con el famoso Escuadrón 201.

Referencias:
Ideología y praxis política de Lázaro Cárdenas. Tzvi Medin. Siglo XXI.
México y la Segunda Guerra Mundial. José Méndez.
Eduardo Hay. Secretaría de Relaciones Exteriores. SER.