Amigas y amigos priistas:
El día de mañana se cierra un ciclo. Termina un gobierno que hizo cambios profundos; no sólo pensando en la coyuntura, sino también construyendo con una visión de futuro. La administración que concluye deja avances importantes en materias de gobernabilidad y la educación de calidad, el empleo, la inversión y el fortalecimiento de las instituciones.
Hoy somos un país con estabilidad económica y con una democracia sólida, donde la voluntad ciudadana se respeta y se hace oír. Reconocemos que aún quedan pendientes por atender y, como nuevo contrapeso, vamos a seguir trabajando para construir un mejor país. En una democracia los ciudadanos eligen libremente a sus gobiernos y representantes; y el inicio de un gobierno, con otro partido, nos pone frente a una realidad distinta que nos impone nuevos retos.
Los priistas tuvimos un resultado adverso y doloroso que nos hizo reflexionar sobre nuestros errores y las cosas que no pudimos lograr. Gracias a miles de militantes como tú, hoy sabemos qué mejorar para poder recuperar la confianza de la gente: ahora el desafío es pasar de las palabras a las acciones. Pongamos manos a la obra. Debemos reconocer que en algunos todavía hay tristeza y enojo. Pero si algo sabemos hacer los priistas, es reinventarnos para poder seguir sirviendo a la gente.
Juntos vamos a construir el PRI de siglo XXI: un partido que sepa mantener las alianzas con nuestra gente y que, al mismo tiempo, sepa construir nuevos puentes con la ciudadanía. Esto será crucial a partir de mañana, cuando dejemos de ser el partido en el gobierno. Seremos un contrapeso efectivo: propondremos alternativas que beneficien al país, pero no dejaremos de señalar con firmeza los errores, las ocurrencias y excesos del oficialismo. Para eso, los invito a reencontrarnos, primero con la militancia, y luego con la gente.
No empezamos de cero: contamos con la fuerza de nuestros gobernadores, de nuestros legisladores y de nuestros gobiernos locales, a quienes les corresponderá hablar con un solo lenguaje, el de los resultados. Pero, sobre todo, tenemos la fuerza de millones de priistas que queremos que el PRI vuelva a ser el partido mayoritario de México. En esta etapa de transformación, la militancia estará en el centro: para que su voz suene fuerte y claro en las decisiones importantes. Cambiemos lo que no nos gusta, y hagamos que permanezca lo que nos llena de orgullo.
Nadie sobra en este esfuerzo: dirigentes, cuadros, sectores, organizaciones y, sobre todo nuestra base, nuestros militantes, los que siempre salen a defender a nuestro partido y tienen la camiseta bien puesta. Todos tenemos una gran tarea por delante. Si queremos un país con mayores oportunidades y con menos desigualdades, hagamos un partido más abierto, más cercano y más democrático.
El PRI aún tiene mucho por aportar en beneficio de todos los mexicanos. Sin duda habrá momentos difíciles, pero serán más las oportunidades para cambiar y para mejorar: la ruta ya está trazada y ahora toca recorrerla. El PRI es un partido que siempre ha estado a la altura del México de todos y en este momento histórico los priistas lo vamos a volver a demostrar.